El mundo hoy es virtual, durante los últimos años se ha acelerado la digitalización al punto que nos hemos convertido en seres dependientes de la virtualidad; pues incluso las actividades básicas como comprar, estudiar, trabajar, comunicarnos o asistir al médico, han cambiado y ahora también se dan dentro de una burbuja virtual. Estos cambios han desequilibrado nuestras rutinas incidiendo, sin darnos cuenta, significativamente en las dinámicas de nuestro cerebro y, por ende, en el estado de nuestra salud mental.